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La Plataforma Estatal de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución pidieron hoy el boicot a la compra de periódicos con anuncios de prostitución, que las instituciones públicas no se publiciten en los diarios con estos contenidos y que las empresas periodísticas dejen de lucrarse con este tipo de páginas de contactos.

Estas iniciativas forman parte de una campaña de esta Plataforma, integrada por más de 70 entidades de mujeres y sociales y presentada con motivo del Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niños y Niñas, que se celebrará mañana. Esta agrupación adelantó que presentará acciones legales contra este tipo de contenidos, sin precisar si será contra los grupos mediáticos que incluyen estos anuncios en sus diarios.

En una rueda de prensa celebrada en Madrid, la presidenta de la Plataforma, Charo Carracedo, indicó que apeló a «la responsabilidad» de las empresas periodísticas, y enumeró a las que editan «El País», «El Mundo, «Abc», «La Razón, «La Vanguardia» y «El Periódico de Catalunya», para que «renuncien al pastel económico que reciben de la inserción de los anuncios de prostitución».

Carracedo, que alabó a «Público» y «20 minutos» por no incluir estos anuncios, subrayó que la Plataforma promoverá una campaña internacional dirigida a los medios de comunicacion europeos para denuncia «el negocio» de la prensa española con estos contenidos, que «tratan de una forma sibilina la explotación sexual de las mujeres».

Además, recalcó que estos anuncios «no solamente son una forma de negocio, sino que habilita espacios para fomentar el proxenetismo», que está penado como delito en el Código Penal.

Carracedo denunció que los periódicos que publican estos contenidos «invisibilizan la responsabilidad de los proxenetas al definirlos como empresarios del sexo» y «neutralizan la responsabilidad de los hombres con el término de cliente como si fuera una actividad más de consumo».

Por otro lado, Sara Vicente, portavoz de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, una de las entidades que se han adherido a la campaña, señaló que las organizaciones de la Plataforma están «hartas» de los «anuncios de explotación sexual a las mujeres» en algunos diarios.

El grupo Hombres por la Abolición de la Prostitución considera que la prostitución es una forma más de violencia de género y de explotación sexual que debe ser abolida y no una profesión que haya que reglamentar. “Lo que las mujeres prostituidas tienen que soportar equivale a lo que en otros contextos correspondería a la definición aceptada de acoso y abuso sexual. ¿El hecho de que se pague una cantidad de dinero puede transformar ese abuso en un ‘empleo’, al que se le quiere dar el nombre de ‘trabajo sexual comercial’?”.
Consideramos que no se puede desvincular el tráfico de mujeres con la legalización de la prostitución, porque el tráfico es una consecuencia de la oferta y la demanda que rige el negocio de la prostitución. Además, respecto a la libertad con la que se puede ejercer la prostitución consideramos que el punto de vista según el cual las intrusiones repetidas en el cuerpo y los actos sexuales tolerados, pero no deseados, pueden ser vividos sin perjuicio es, por lo menos, dudoso.
La elección entre regulación o abolición de la prostitución implica posicionarse sobre el modelo social que queremos para los hombres y mujeres. Sin embargo, la estrategia patriarcal y neoliberal quiere centrar el debate sobre las elecciones individuales de las mujeres (la libertad para prostituirse de las mujeres), evitando el análisis social. Tratando de separar la prostitución “libre” de la forzada, considerando que la aceptada debe ser organizada y reglamentada y la forzada debe perseguirse.
Situar el centro del debate en el significado político del acceso por precio al cuerpo de las mujeres (lo que eufemísticamente se denomina “prostitución”) afecta al estatuto de igualdad de los seres humanos. Porque la prostitución “per se” supone una situación de desigualdad y, por tanto, incompatible con el estatuto de igualdad que queremos construir entre hombres y mujeres. El bien social está por encima de la libertad individual, aunque esta también sea protegida. Podemos, por ejemplo, admitir privadamente en nuestra relación matrimonial una situación de desigualdad porque quiero ser sumiso o dependiente, pero no podemos regular un contrato matrimonial sobre la base de la desigualdad.

Un cambio necesario en los hombres
Por eso consideran que es necesario un cambio en la masculinidad, ya que la inmensa mayoría de los clientes son hombres (el 95%) y la mayoria de las prostitutas mujeres (90%). Desde el grupo se preguntan por qué los hombres acuden a la prostitución actualmente en una sociedad como la española donde no hay tal nivel de represión sexual como había hace 40 años. Consideran que en una época de libertad sexual como la actual, los que acuden a la prostitución lo hacen como un ejercicio de poder y dominación sobre otra persona con la que no tienen que tener ninguna consideración porque la pagan.
La masculinidad está en crisis y es el momento de transformarla en pro de la igualdad. Muchos hombres en las relaciones sociales y personales en la sociedad actual, experimentan una sensación de pérdida de poder sobre otras personas, sobre las mujeres. La masculinidad tradicional no consigue crear relaciones satisfactorias de respeto mutuo entre el hombre y la mujer teniendo como base una nueva masculinidad igualitaria. Este grupo abolicionista considera que es este el perfil mayoritario del cliente que acude a la prostitución. “En realidad buscan una experiencia de total dominio y control sobre el cuerpo de la mujer”, y añaden que esta parte del género masculino “parece tener problemas con su sexualidad y con relacionarse en igualdad con el 50% del género humano, que creen que debe de estar a su servicio”.
Plantean un debate abierto y centrado en las motivaciones del cliente para poder solucionar de otra manera sus carencias en la relación, principalmente, con el género femenino. Un debate sobre la masculinidad, la afectividad y la sexualidad y que cuestione el actual modelo patriarcal que es permisivo con esta forma de violencia de género y dé alternativas igualitarias a los problemas de relación que puedan tener los clientes o prostituidores. La principal pregunta a nuestro entender es: ¿porque una parte importante de los hombres, pudiendo optar por relaciones igualitarias, optan por relaciones de dominación a través del dinero para relacionarse con las mujeres? Y los primeros que nos hemos de hacer esta pregunta somos los propios hombres. No s trata, por supuesto, de estigmatizar el sexo, estamos a favor del sexo libre y sin remuneración, pero precisamente para que la sexualidad y la afectividad sean libres no tenemos que convertirlas en un supermercado, en donde todos somos mercancías.

No legitimar la explotación y la violencia
Regular la prostitución legitima implícitamente las relaciones patriarcales: equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad de las mujeres. No hay que olvidar que el 90% de las prostituidas son mujeres y el 95% de los clientes hombres. No s trata tanto de dudar de las buenas intenciones de los que proponen regular (aunque si permítannos dudar de las buenas intenciones de la “patronal” sectorial), pero es un hecho: legalizar la prostitución ( y no nos olvidemos, no solo a las que ejercen: por extensión a los que compran,) supone convertir nuestro cuerpo en una mercancía más. Es una vuelta de tuerca más de un capitalismo salvaje que lo compra y vende todo (dentro de poco también compraremos amor?). Al regular admitimos que somos mercancías, también en eso.
Además, al legitimarla se convierte en un soporte del control patriarcal y de la sujeción sexual de las mujeres, con un efecto negativo no solamente sobre las mujeres y las niñas que están en la prostitución, sino sobre el conjunto del género femenino, ya que confirma y consolida su definición patriarcal de estar al servicio sexual de los hombres. ¿Cómo vamos a educar a nuestros hijos e hijas en igualdad con mujeres tras los escaparates como mercancías o es un posible futuro laboral de nuestras hijas?

Si reglamentamos la prostitución, integrándola en la economía de mercado, estamos diciendo que es una alternativa aceptable para las mujeres y para algunos hombres y, por tanto, no es necesario remover las causas, ni las condiciones sociales que determinan que sean, mayoritariamente, las mujeres las que sean prostituidas. A través de este proceso, se refuerza la normalización de la prostitución como una “opción para las pobres” y como forma de violencia de género. Porque no nos engañemos, muchos de los que pretenden regularla como mal menor, muy bienintencionadamente, no piensan en ellos o ellas mismos para ejercer este “trabajo como cualquier otro”. Se trata, por tanto, de “dar derechos” a las pobres que caen en las redes de prostitución, pero no de remover sus raíces y problemas fundamentales.

El modelo abolicionista
Pedimos que la prostitución se aborde como se ha hecho en Suecia, un modelo que se centra en medidas de erradicación de la demanda, a través de la denuncia, persecución y penalización del prostituidor (cliente) y del proxeneta. En este país se  penaliza a los hombres que compran a mujeres o niños con fines de comercio sexual, con penas de cárcel de hasta 6 meses o multa. El peso de la ley, en ningún caso, se dirige contra las mujeres prostituidas, ni se pretende su penalización o sanción. La novedosa lógica detrás de esta legislación se estipula claramente en la literatura del gobierno sobre la ley: “En Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. (…) La igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los, en su mayoría, hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndoles”.  Además, la ley sueca provee de fondos para servicios sociales para cualquier prostituta que desee dejar esa situación; también provee fondos adicionales para reeducar la masculinidad en la igualdad de género.
La prostitución siempre ha existido, dicen. También las guerras, la tortura, la esclavitud infantil o el hambre. Pero esto no es prueba de legitimidad ni validez. Tenemos el deber de imaginar un mundo sin prostitución, lo mismo que hemos aprendido a imaginar un mundo sin esclavitud, sin apartheid, sin violencia de género, sin infanticidio, ni ablación de clitoris.

Prensa y comunicación
Hombres por la Abolición de la Prostitución
hombresabolicionistas@gmail.com
hombresabolicionistas.wordpress.com
Manifiesto
https://www.firmasonline.com/1Firmas/camp1.asp?C=215).

La asociación es de ámbito estatal y surgió hace 3 años a través de foros de internet.

A todos los hombres por la igualdad entre hombres y mujeres»

Nosotros, hombres por la abolición de la prostitución cuestionamos el modelo tradicional de masculinidad, basado en las ideas de control, dominación y rechazo de los sentimientos. Nos manifestamos a favor de una sociedad totalmente libre de machismo y discriminación por razón de género. Por ello valoramos la prostitución es una manifestación de explotación sexual. Por tanto, en el debate sobre el tema queremos aportar nuestro punto de vista: 
– Defendemos que la sexualidad debe producirse en un plano de libertad, igualdad y mutua correspondencia, libre de jerarquías, dominación y mercantilización. 
– Denunciamos la prostitución como una modalidad de explotación sexual de las personas prostituidas, en su práctica totalidad mujeres, y que contribuye a perpetuar y a que se acepte socialmente la violencia de género. 
– Rechazamos que la educación sexual de muchos se base en la pornografía, industria donde se reproducen los mismos esquemas de violencia sexual que en la prostitución. 
– Para nosotros el «cliente», el prostituidor es el principal responsable de la misma porque con su compra permite que haya mujeres que se puedan vender y contribuye a generar relaciones sexuales de dominación. 
– Consideramos que la regulación legal, sobre todo tal y como se plantea y con las escasas garantías para las prostitutas, beneficia a las mafias dedicadas a la prostitución, contribuye a su extensión y a la aceptación social de la misma, y favorece la existencia de la prostitución infantil. 
– Afirmamos que en la actualidad existe una casi absoluta inhibición y tolerancia por parte de políticos, jueces y fuerzas de seguridad frente a todos los que participan en el negocio del sexo cosa que contribuye a su extensión y aceptación social. 
-El modelo holandés de legalización de la prostitución no ha contribuido a la desaparición de la misma si no a su aumento. Porque cuando se quiere hacer desaparecer algo se lo combate, no se lo legaliza. El ejemplo de Suecia donde hace 4 años que se aplica el modelo abolicionista, la prostitución y el tráfico de mujeres han descendido vertiginosamente. 
– Consideramos que afirmaciones del tipo «sin la prostitución habría más violaciones», «es la profesión más antigua del mundo», «es la única manera de tener relaciones sexuales para muchas personas» son completamente inaceptables y ofensivas para los hombres. Los hombres no tenemos deseos sexuales incontrolables e incontrolados por los cuales sin prostitutas solo podemos acabar violando. Ese tipo de argumentos solo pretenden justificar la relación de poder que supone la prostitución y simplemente buscan defender los derechos de los explotadores sexuales. 
– Rechazamos las acusaciones de «moralismo» y «conservadurismo» con que se ataca a la postura abolicionista desde diversas posiciones. Todos tenemos una moral, pero nuestro abolicionismo parte de un análisis feminista y del deseo de acabar con la violencia sexual. Por otra parte, nuestras posiciones no tienen nada que ver con el prohibicionismo, no pretendemos penalizar a la prostituta o obligarla a abandonarla. Los abolicionistas pretenden aplicar programas sociales de ayuda, alternativas y reinserción laboral para aquellas que voluntariamente quieran cambiar su situación. 
-Para nosotros los únicos que merecen castigo son los traficantes de mujeres (que comercian con las mujeres como mercancías sexuales), los proxenetas (que sacan provecho de la explotación sexual) y en última instancia los “clientes” por la utilización y “cosificación” del cuerpo de la mujer. No vemos delito en la venta del cuerpo por parte de las prostitutas, pero sí en la compra de las mujeres y de la consideración que de esa compra se deduce de la mujer como mera mercancía al servicio de los deseos del hombre, y sujetas a la relación de poder que surge a partir de la relación comercial y de quien paga. 
-Pensamos que la sexualidad masculina y la masculinidad debe de ser cuestionada (para poder abordar las relaciones con las mujeres en una situación de plena igualdad). ¿Que le falla a la sexualidad masculina para creerse con derecho a comprar mujeres? ¿Por qué el “cliente” no aspira a tener una relación igualitaria con la mujer en el ámbito sexual si no una en la que esta relación sea de dominación? Creemos que todo esto se debe de reformular e igual que hicieron las mujeres debemos de repensar nuestro papel social y la esencia de la masculinidad para dar una respuesta adecuada a la actual situación de igualdad entre hombre y mujer. 

Por ello, nos oponemos a la regulación legal de la prostitución, por suponer una legitimación y normalización de esta forma de violencia sexual, y una equiparación de la mujer con mera mercancía. Consideramos que las acciones políticas deben ir encaminadas de manera urgente a: 
– Eliminar las condiciones que posibilitan y favorecen la prostitución, lo cual pasa por políticas de igualdad de género y la lucha contra el sexismo. 
– Campañas de prevención, educación y sensibilización con el tema, instando a los hombres a no comprar servicios sexuales. 
– Perseguir inmediatamente todas las modalidades de proxenetismo, medie o no consentimiento de la persona prostituida, en consonancia con el Convenio de Naciones Unidas para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena de 2 de diciembre de 1949, tal y como asumimos al ratificar dicho documento. 
– Campañas de educación sexual y afectiva desde una visión de la sexualidad igualitaria, científica y libre de tópicos machistas. 
– Incrementar los recursos dedicados a desarticular las redes de prostitución 
– Crear un código ético que disuada a los medios de comunicación de publicitar la prostitución. 
– Incrementar suficientemente los recursos destinados al desmantelamiento de las redes de prostitución que operan en nuestro país con mujeres traficadas. 
-Contribuir con planes sociales a la reinserción social y laboral de las prostitutas que quieran libre y voluntariamente abandonar su situación. Ofrecer opciones laborales a las prostitutas para su inserción social. 

Consideramos que, aunque la prostitución homosexual posee características diferentes de la prostitución heterosexual, es también una forma de explotación sexual. Por ello, llamamos a los hombres heterosexuales y homosexuales a comprometerse de manera activa en la lucha contra la prostitución. Como principales clientes de la prostitución los hombres tienen la responsabilidad de generar las condiciones para su desaparición: sin hombres dispuestos a pagar no podrá haber comercio del sexo. 

HOMBRE, LAS MUJERES Y LOS HOMBRES NO SON MERCANCIAS, NO LOS COMPRES! CON ELLO CONTRIBUYES A LA EXPLOTACIÓN SEXUAL